Hace miles de años, el estrés era una respuesta natural del hombre
primitivo ante cualquier situación que ponía en peligro su
supervivencia, una reacción de alarma que lo preparaba para "luchar o huir". Por ejemplo, ese hombre primitivo iba por el bosque y se encontraba frente a frente con un león, en su organismo se producían una serie de reacciones (dilatación de las pupilas y bronquial, mayor cantidad de sangre - nutrientes a los músculos... para favorecer esa lucha o huída). Pero,
actualmente el estrés es una respuesta inadaptada a una serie de factores
estresores, donde la respuesta de lucha o huída resulta inapropiada, como veremos a continuación.
Estamos atrapados en un círculo constante de actividad:
dormimos poco, vamos a clase por la mañana, actividades extraescolares por la tarde, estamos pendientes del móvil, estudiar para los exámenes, preparamos trabajos, relaciones con amigos, ayudamos en casa y seguro que podríamos
continuar enumerando tareas que nos mantienen ocupados todo el día. El resultado de esto es el estrés, un problema que cada vez afecta a más personas y se tiende a normalizar.
Víctor Vidal, médico del trabajo e inspector de la Seguridad Social, lleva 10 años investigando el estrés y su influencia en la aparición de enfermedades. Lo califica como "el mayor problema para la salud pública" y asegura que el mejor remedio es la prevención antes que la medicación. El experto asegura que entre el 70% y el 80% de las enfermedades tienen relación directa con el estrés y las que no la tienen son agravadas por el mismo.
Según este facultativo, hay que diferenciar dos tipos de estrés: el "eustrés" y el "distrés". El primero activa el organismo y le proporciona energía, mientras que el segundo es el patológico, el que potencia las enfermedades.
Vidal considera que el "distrés" es cinco veces más peligroso que el tabaco y que "es el germen de
otras enfermedades como el cáncer, los infartos, ictus, soriasis,
colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn y problemas psiquiátricos". "De
hecho, en los últimos años se ha duplicado la cantidad de personas con ansiedad y depresión".
Un filósofo Griego dijo una vez: "Lo único constante en la vida es el cambio". Las personas cambian, las circunstancias cambian, los pensamientos
cambian. A los adolescentes les es mucho más difícil superar semejantes
cambios. En consecuencia, ésto conduce a un estrés agudo, a la ansiedad y a la tensión. Muchas condiciones, cómo las que mencionamos
a continuación, pueden ser posibles factores de estrés para los
adolescentes: enfermedad, situación sentimental de los padres, presión entre compañeros, exámenes, cambiar de colegio, cambiar de ciudad, muerte de amigos o familiares, amistades, las notas del instituto...
En este punto, es muy importante saber detectar lo que nos está ocurriendo y tener mecanismos para reducir esa tensión, estrés, ansiedad, etc. Aquí, la actividad física y el deporte aparecen como los principales medios para regular el estrés. A título personal, ante un momento de agobio, es frecuente ponerme las zapatillas y salir a correr o irme a entrenar, a la vuelta percibo las cosas de otra forma, el problema sigue estando ahí, pero la manera de afrontarlo es diferente.
También nos encontramos con las Técnicas de Relajación y Respiración, que son usadas para el control del estrés o la ansiedad. En clase hemos practicado la "Relajación Progresiva de Jacobson": con ella se logra disminuir los estados de ansiedad generalizados, relajar la tensión muscular, facilitar la conciliación del sueño...
Antes de empezar ten en cuenta estos aspectos:
1. Ambiente: parece lógico decir que el lugar donde se practique cualquier técnica de relajación ha de ser tranquilo, libre de interrupciones o de ruidos. Una temperatura media y una luz a poder ser tenue.
2. Ropa: cómoda, que no apriete y sin elementos que puedan dificultar la circulación, como pueden ser cinturones, pulseras o colgantes.
Nuestra respiración es el puente que conecta nuestro cuerpo con nuestra mente.
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